jueves, 18 de octubre de 2012

El trauma que hizo cambiar de look a Dominique Gallego


Que en menos de un año casi perdiera el pelo por transformarse en rubia platinada fue el clímax de Dominique Gallego. A sus 16 años, salía de fiesta tres veces por semana, había abandonado el colegio y su escote era su carta de presentación.
“Era demasiado artificial, me costaba hasta ducharme por las extensiones”, dice la chica que ha pasado por tres realities.
La ropa que tenía en su ropero también era distinta. “Era osada. Pensaba que mostrando más cuerpo me iba a ir mejor. En los programas salía súper arreglada, con harto escote, harta pechuga”, recuerda Dominique, quien por esos días aparentaba diez años más de los que tenía. Cuando participó en “Pelotón”, nadie le creía que tenía 17.
“Todo el mundo me decía que me veía horrible y yo quería ser rubia. Era flaite con tanta extensión, tanto solarium, tanta lentejuela, tanta pestaña y blondon. Aunque en ese tiempo tenía el autoestima por las nubes”, dice. Por esos días en que le sobraban el trabajo y los hombres, su ego estaba en su punto más alto.
A los 19 años, cuando quedó embarazada de Ernesto “Lolo” Elgueta, un empresario discotequero de Puerto Montt, Domi se fue a vivir al sur con él. Antes de partir, se tiñó el pelo de su color original y se lo cortó hasta los hombros. No quedó muy conforme, pero como no iba a trabajar durante su embarazo decidió quedarse así, natural.

Y vino el quiebre.

Su vida en Puerto Montt no fue de ensueño y tras dos años de malos ratos se devolvió a Santiago. “Estaba medio enferma, medio loca. Fue un cambio muy brusco en mi vida. De la locura dePelotón , de trabajar y ser independiente, me fui al sur y estuve casi casada. Perder mi independencia provocó que mi autoestima se fuera al suelo. Creo que recién cuando entré a 40 o 20 me recuperé”, apunta la chica de 22 años sobre el segundo reality en que estuvo, donde reapareció completamente distinta a la rubia voluptuosa de antaño.

-Has contado que tu ex tampoco se portó muy bien en ese tiempo.
-Ernesto se portaba mal y yo no me quería, me encontraba fea. Era así: era pendeja, flaite, fea, gorda, pero me sentía una bomba. Después estuve encerrada en el sur como dos años, estaba estupenda y me sentía fea, fea. Pero todo cambió repentinamente.

Tras pasar un año y medio en Santiago dedicada a cuidar a su hijo Martín, sin ánimo de salir ni a tomarse un café con una amiga, un día Dominique quiso recuperar esa vida donde le sobraban los eventos, donde su celular sonaba 20 veces al día y donde no tenía que pedirle plata a nadie. Pidió trabajo como promotora y nadie la pescó, hasta que la entrevistaron en el diario y luego fue al late de Julio César Rodríguez. Ahí, el animador le preguntó si no le gustaría volver a la tele. “Quiero hacer cualquier cosa que me saque de mi rutina fome”, le respondió ella y al día siguiente la entrevistó Sergio Nakasone, el cerebro de los realities del 13.
Tras 40 minutos de casting, rememora, el productor le dijo que era la persona elegida y que iban a tener que trabajar su falta de experiencia en TV.

“¿Pero cómo, Nakasone? ¿Tú no te acuerdas que yo estuve en Pelotón ?”, le respondió sorprendida Dominique.
Después de unos segundos, “al chinito se le pusieron los ojos redondos cuando me reconoció”.

-¿Te habías dado cuenta de que te veías tan distinta?
- La gente se había quedado con la imagen de la Domi súper voluptuosa con retención de líquidos y mucha peluquería. Después me vieron súper flaca, natural y sí, causa impresión.

Como tenía un pasado que incluía un topless en pantalla, Nakasone le dijo que iban a revisar si es que daba con el perfil del reality. Ahí, ella detestó su imagen de rubia matadora. Pero la llamaron igual. “Me veía tan distinta que la gente no me iba a reconocer”, dice.
Luego, junto a Paula Moreno, asesora de imagen de canal 13, idearon su nueva facha. “Había que potenciar el tema de la elegancia en ella y que fuera atractiva, muy femenina y coqueta”, apunta Paula. “Me trató como una reina”, dice Dominique sobre su asesora.

-¿Qué te aconsejaron para “40 o 20”?
-En este proceso que pasé en el sur cambié, me vestí más relajada y me di cuenta de que me veía mucho mejor. Después, Paula me enseño cómo combinar los colores, a no arriesgarme tanto, a que es mejor pasar desapercibida por la ropa y que con menos maquillaje me veo mejor. Lo único que no lograron fue sacarme las uñas acrílicas (esas uñas que usan mucho las animadoras de TV y parecen paletas) y después me las saqué solita.
-¿Ahí ya te creías el cuento de la nueva Domi?
-No. Me tocaban citas en bikini y yo me ponía a llorar antes de grabar. Me sentía patuda vistiéndome como mijita rica. Todavía no estaba ciento por ciento recuperada.

INFORME: REVISTA MUJERES

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