lunes, 3 de septiembre de 2012

Sebastián Roca ya se olvidó de la PLR de Mariana Marino


Harta pena tuvimos la semana pasada por el pobre Sebastián Roca, luego de que su linda tortolita Mariana Marino lo mandó a freír monicacos al África. Incluso llegamos a pensar que hasta se iría a recluír a la Antártida a darse duchas de agua fría dentro de un iglú para olvidarse de la sabrosa piba. Pero no, como buen chileno, pero con fama y plata, el cabro se sacó sus buenos misilazos califas con dos shows discotequeros por el Norte Grande del terruño.
Ambos eventos fueron en las discos E21 de Tocopilla y Antofagasta, durante las madrugadas del pasado sábado y domingo, respectivamente, juntando a más de mil personas en Tocopilla.
Como el morocho rockero anda en otra actitud después de su ruptura sentimental, ni se dio el trabajo de llevar sus famosos tambores al show, pero sí dejó con los colmillos afuera a todas cuando agarró el micrófono y gritó a todo pulmón: “Soy soltero y hago lo que quiero”.
Mientras la disco ya se empezaba a venir abajo, al cabro no se le ocurrió nada mejor que armar un cahuín de posiciones sexuales con las voluntarias del respetable público.
Tal como se puede apreciar en la foto, se la jugó todita, primero abrazando a una chica superpoderosa con una mini falda de ensueño. Tanta fue la felicidad de los dos que se fueron de una al suelo, donde aprovechó de darle uno que otro apretón de manera discreta.
Ya servido ese aperitivo, Sebastián hizo subir a otra lindura. Ella era una crespa que en menos de un pestañeo levantó su pierna derecha casi a la altura del hombro del inapagable califa, quien agarró papa levantándola mientras conversaban sobre el calentamiento global.
Tan amena iba la charla con la morena que acordaron cambiar de pose para seguir platicando. Él se acostó en el suelo y ella demostró ser más que un emblema patrio ya que se subió encima de él, se desabrochó su vestido strapless y le puso sus lolas primero lento y después con un pechazo directo en la cara del afortunado.
Muerto de la risa y todavía en llamas, el Roca ya llevaba varios rasguñazos en su caracho y cuello de parte de las lugareñas. Siguiendo con las pruebas, otra chiquilla se puso a bailarle bien califa y apretadito, incluso arrodillándose frente al feliz cabro.
Luego de esa noche tipo antorcha humana, al día siguiente partió a la E21 de Antofagasta, donde se mandó una rutina similar, besuqueándose con varias pibas. El mejor momento fue cuando jugó al caballito blanco con una morenaza que le meneó su cuco sin dramas.
Para que nos contara más papitas de sus noches nortinas, llamamos a Roca, pero nos contestó su hermana María Jesús: “El Seba está muy cansado y ahora duerme”. ¡Ah no si no...!
INFORME: La Cuarta

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