martes, 7 de agosto de 2012

No hay derecho: los realities esconden lo más sabroso


¿Se ha fijado que últimamente lo más sabroso de los realities no se muestra al aire, sino que sólo se comenta entre pasillos y paneles de opinología y se da por hecho? Extrañísimo, ¿no?
Está el beso entre Mariana Marino y Wilma González en medio de un baño de espuma en “Mundos opuestos”. Apenas un par de fotos se filtraron de ese epifánico momento. En el mismo reality la mocha entre Fanny Cuevas y Angélica Sepúlveda fue pasto de otro inmisericorde tijereteo: de ese episodio sólo se mostraron las encachadas entre las contendoras, pero no los papes en sí (y eso que se dice que la pelea duró varios minutos).
Ahora todos hablan de que Pablo Schilling habría felpeado al ex suboficial de Carabineros, Carlos Ripetti, en “Amazonas”, pero hasta el cierre de esta edición no se había exhibido ni una mísera imagen del hecho y hasta rostros de CHV como Fran García-Huidobro aseguraban que sus ojos jamás habían visto tal zurra. Todo indica que estamos ante otro momento televisivo que pasó directamente al congelador.
Es curioso que canales como el 13 y CHV estén tan empeñados en no mostrar una gota de violencia en sus realities mientras sus noticiarios centrales no escatiman cámaras para traernos asaltos, choques, guerras y mujeres quemadas. La mordaza también corre para las expresiones de amor, incluso si aparecen en el contexto de una broma, como pasó con Mariana y Wilma. Todo lo que huela a naturalidad se tapa y disfraza con motes tangenciales. Acuérdese de los “matorrales” de “1810”, eufemismo por el sexo registrado en ese reality. ¿Y las “mariposas” de “Mundos opuestos” (bobalicona forma de referirse al consumo de cannabis sativa)? Con este nivel de hipocresía pocazo realismo le va quedando a este género.
Súmele que “Amazonas” le está dando generosas paladas a la agonizante credibilidad del género. Ayer nomás en “Intrusos” Ale Valle mostró una foto de Tanza Varela. Nada raro, salvo que la imagen se la hizo llegar a la opinóloga alguien que asegura que vio a la cazaboras este fin de semana en Santiago. Si le agregamos que los participantes de esa selvática aventura son grabados en un resort, la magia de la televisión queda reducida a un mal truco.
De prender esta involución de los reality show en “virtuality” shows, a futuro bastará con anunciar un programa, no emitirlo nunca y esperar que se vuelva de culto. Pasó hace unos años con el promocionado late de Felipe Avello, que todavía esperamos.

INFORME: LUN

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