“Acá está toda mi vida resumida, el lugar en el que puedo encontrar cosas de mis 31 años, de mis padres y hasta de mis abuelos. Identifica toda la historia de mi familia, es el punto de encuentro y el lugar favorito de mi casa”, define Sebastián Roca de entrada.
Pese a que ya pasó las tres décadas, el ganador de “Mundos opuestos” sigue viviendo junto a sus padres en el mismo hogar que lo vio nacer en Santiago Centro. Desde entonces, la biblioteca-living se ha transformado en un verdadero museo en el que se pueden encontrar tesoros de todas sus épocas y de varias generaciones.
Sabe que ya llegó el momento de emigrar, pero tampoco se apura. “Siempre he salido de acá por temporadas. A veces me voy tres meses o más a un lado, como por ejemplo al Amazonas, pero siempre vuelvo. Nunca he visto la necesidad de tener algo propio, porque cambiarme y dejar todo botado por un buen tiempo no me parece una buena opción. Quizás ahora ya estoy pensando en algo diferente”, explica.
Por eso, libros de montañismo, lámparas hechas por su abuelo con sus propias manos, recuerdos de los viajes que hacía su padre para subir cerros en el extranjero, cuadros pintados por su madre y hasta un libro con recuerdos de cuando Sebastián tenía apenas unos meses, siguen siendo parte de su vida.
“Mi mamá tiene guardada una carpeta con cosas mías desde que estaba en kínder”, explica y comienza a mostrar el álbum: fotografías de paseos familiares, de la época de escolar, pruebas, cartas, recortes y hasta el primer dibujo de su vida siguen guardados ahí.
La enorme biblioteca donde guardan todo tiene tres metros de altura por 5 de ancho y fue diseñada por su madre hace más de 30 años, especialmente para que su suegro ordenara sus centenares de libros. “Cuando chico yo creía que había tesoros escondidos dentro de cada uno de los libros. Un día llegué a revisarlos uno por uno, pero no había nada”, dice sobre sus fantasías infantiles.
Allí también se pude encontrar otro tipo de trofeos. Las cuatro medallas que ganó Sebastián como mejor compañero en el Instituto Luis Campino, souvenirs de viajes por el continente y también piedras que ha traído desde los cerros o montañas que ha subido.
Además, en la misma sala se pueden encontrar artículos tan diversos como el bajo eléctrico con el que toca covers de Bad Religion junto a su grupo Y Tu Mirada Al Frente. “Somos bien punketas y armamos un disco con 14 temas propios, desde chico que toco música”, cuenta.Zona de carretes
Dentro de todos los cachureos, hay uno que le provoca mayor emoción al pololo de Mariana Marino. Se trata de dos patentes robadas a un vehículo en Alaska. “Me acuerdo de cuando llegó mi papá con ellas. Yo era muy pequeño y no me daba susto que él se fuera a escalar montañas porque no tenía idea de qué se trataba. Lo extrañaba mucho, pero no tenía idea lo peligroso que era cuando se iba. Esa vez fue a escalar allá y sacó esas patentes para traerlas de recuerdo. Nunca supimos cómo las sacó”, rememora.
Entre las historias que le contaba Jaime, su padre, y las decenas de libros de montañismo que pilló en esa biblioteca, comenzó a forjar su interés por practicar esa especialidad.
“He ido a la Antártica, al cerro El Plomo, a varios lugares, pero mi sueño es llegar a los Himalaya”, cuenta mientras muestra sus zapatillas e implementos especiales para nieve que también esconde en la habitación.
En ese lugar, Roca también pasó festividades, celebraciones y llevó a una que otra conquista. “Acá hacíamos los carretes de los bautizos, las primeras comuniones, cuando venían tíos del extranjero. Ya en mi época de estudiante hacíamos fiestas y dormíamos todos juntos en la sala y en el sofá algunos se pegaron sus atraques y yo también hice hartas cosas”, desclasifica.
-Es el sillón regalón…
-Ahí dormía castigado, las veces que llegaba y no subía para que no se despertaran y hasta para el terremoto del 85 nos quedábamos ahí.
-¿Ahí empezaste a ser galán?
-Sí, ponías su película, su música, su copetito y tranquilein ahí en el sofá. También cuando estabas con una pareja y había que empezar a jugar y encontrar nuevos lugares del hogar, era uno de ellos.
INFORME: LUN
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