viernes, 29 de junio de 2012

Pal' Peral fue la neura el encierro


Hay cosas que ni el agüita del Carmen más concentrada ni un bidón de passiflora pueden relajar. Y bien lo saben los chiquillos de Mundos Opuestos, quienes sufrieron del peor síndrome reality que se ha visto en nuestra tevé. Llantos de culebrón, histerismo, mochas e intentos de fuga fueron parte de su repertorio. De salón....
A la hora de hacer un compendio con los mejores numeritos, nadie olvida que Andrés Longton fue uno de los que sufrió el síndrome Pablo Schilling, o sea, se le aflojaron los pernos del lagrimal y andaba lloriqueando con escándalo. Sus llanteríos más memorables fueron cuando colapsó por llevar cinco semanas en el pasado.
Otro que le puso harto color al cuento fue Francisco Huaiquipán, quien se las dio de Houdini en varias ocasiones, dándose a la fuga a campo traviesa y casi a pata pelada.
Le neura también hizo posesión de las curvas de varias lolas. Luli casi termina su participación pelechando mechas y más de una princesita se picó a chorongaza. Haga memoria y recuerde el mítico round gatuno entre Angélica y Fanny, que incluyó manotazos, mates voladores, empujones, arañazos y sangre de narices.
Según varios expertos en fuga de cabras pa’l cerro, el histerismo y griterío de Mariana Marino contra su prete Sebastián Roca o su ex, Agustín Pastorino, sería digno de cualquier loquero.
Carmen Luz Cea Egaña, sicóloga clínica y social, le sacó el diagnóstico al callo a los chiquillos del pasado y futuro. “Al principio resisten, porque están motivados por la gente, por la plata, pero van pasando los días y se va convirtiendo en una especie de rutina difícil de aceptar (...) Salen sus emociones más fuertes, aunque ellos no sean así, muestran sus debilidades, se les genera una neurosis”.
Y a pesar de que el exitoso equipo de producción de Canal 13 tiene a los mejores colegas del Doctor Chapatín para aguachar a sus conejillos de Indias con el alargue del cocido, que en un principio terminaba en mayo, la producción ya sabía cómo se venía la mano.

INFORME:  La Cuarta

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