jueves, 19 de julio de 2012

Roca cuenta cómo resistió 45 días en el Amazonas


Internarse en el Amazonas es una experiencia tan alucinante como dura si no se renuncia a las comodidades o cuesta empaparse de las costumbres de los lugareños. Así se vio en el debut del reality de CHV, “Amazonas, famosos perdidos en la selva”, donde próceres televisivos como Pablo Schilling y Anita Alvarado llegaron a convivir con la tribu de los Bora.
Pero Sebastián Roca, quien estuvo un mes y medio en la jungla peruana, sostiene que la vida en ese sector del Amazonas es mucho más compleja de lo que apareció en pantalla. “Es un chiste lo que mostraron. Pero se entiende porque es un reality y obviamente la producción no se puede arriesgar a que se le muera un participante”, dice el ganador de “Mundos opuestos”.
Hace 4 años se fue a hacer la práctica de Ecoturismo y cuenta que “aunque las tribus están globalizadas, porque desde Iquitos, que es la capital del Amazonas en Perú, llegan cosas, cada tribu se preocupa de cultivar sus costumbres. Se aferra a ellas”.
Para que se haga una idea, desde lugareños a turistas pernoctan, comen y hacen su vida sobre unos pisos de madera en altura, cuyas paredes y techos son de ramas y hojas: como un palafito fuera del agua. El baño es la selva.
Por la comida se pelea. “Cada vez que uno se interna en la selva tiene que andar con un machete para defenderse del ataque de algún animal que después puede ser tu alimento y también para abrirse paso entre la vegetación. Las tribus se alimentan mucho de pescados y yuca (tubérculo). Fue difícil acostumbrarse a comer pirañas. La higiene para cocinar es ahí nomás”, relata el muchacho que, al igual que los participantes del reality, se quedó en Reserva Nacional Pacaya Samiria (ver mapa).
Roca estuvo a un día y medio en bote de Iquitos (Martín de Tipischa), los chicos de CHV sólo a dos horas de la civilización en bote.
Están rodeados de agua, pero la que consumen es la de liana. “Sobre todo cuando vas a expedición. Con un machete cortas una liana y sale agua como si abrieras una botella. Es impresionante”.
No tienen luz eléctrica y el generador que maneja cada poblado se usa sólo en fechas especiales. “Cocinan y se alumbran con el fuego de la leña. También usan linternas solares. Las ONGs se las dan a cambio de las pilas que recolectan (las tribus) para reciclaje”, explica. También cambian y venden artesanía.
En medicina están mal. “Hay un médico que viaja de Iquitos los fines de semana y hace chequeos, pero si alguien tiene una herida grave, tiene que ser trasladado en bote hasta la ciudad… Me tocó ver a una niña morir de meningitis. No hubo tiempo para llevarla ni que fuera el doctor”.
INFORME: LUN

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